Erase una vez una casita muy cerca de la Ermita San Juan de la Cometa.
Desde donde la luz del crepúsculo crea colores de otros mundos.
Cuando cae la noche los jabones sueñan con esos miles de colores y matices
que durante el día el sol les ha mostrado.
También sueñan con los aromas de flores y plantas
que la brisa del aire les ha hecho llegar desde otros rincones desconocidos.
Nos hemos colado con mucho cuidado en su lugar de descanso donde pasan el proceso de secado y curado
hasta que están listos para volar a su destino, como si se tratara de una mariposa después de salir de su crisálida
Secadero VillaFortuna
Valorando jabones con 1 año de curado, he encontrado entre varios este de chocolate, naranja y especias que tengo que destacar por su cremosidad y por su aroma penetrante que sigue patente después de tantos meses.
7 comentarios:
Hermoso el dibujo, hermosa la foto del atardecer, y hermosos jabones en sus estantes, una entrada que me recuerda a los cuentos que mis hijas me piden que les cuente antes de dormir, saludos y a seguir soñando....
Una entrada muy bonita y una maravilla de jabones. Mis felicitaciones Sergio por tan maravilloso trabajo y por todo lo que nos aportas a los que como yo, llevamos poco en este mundillo.
Un beso
Muy bonito, como una historia ....
En realidad es una historia, una hermosa,de tu jabón .
Desde mi experiencia, corta pero valiosa,te puedo decir algo:un buen jabón es como el vino...
Cuanto más el tiempo pasa sobre el se convierte en más bueno...
Continua con tu maravilloso trabajo!
Un abrazo,
Claudia
Sergio es chulisimo parece una istorieta antigua y el final magnifico, gracias por lo que nos aportas a las principiantas como yo besos.
Cuánta sensibilidad Sergio, la misma que transmites a tu jabones. Me encantan. Un besazo desde Málaga.
Muchas gracias amigas.
Que la vida os siga sonriendo.
Un abrazo fuerte.
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